La educación jamás volverá a ser la misma
Publicación de Ámbito Jurídico, Educación Superior, escrita por: JOSE A. MEDINA TALAVERA | Docente de Broward lnternational University- BIU
La tendencia indica que la modalidad hibrida es la que va a predominar. Esta le provee a la institución, al igual que la educación virtual, una forma de resiliencia.
En los primeros meses del año 2020, se manifestó un crecimiento rampante en los casos de contagios de covid-19, lo cual desató una pandemia que ha tenido un impacto significativo en la educación a nivel mundial. Dicho evento causó el cierre de escuelas y universidades en todo el mundo, y forzó a los equipos académicos a buscar alternativas para proveer continuidad a los sistemas educacionales.
Como alternativa principal, se acudió a la tecnología para la entrega de la educación. Aquellas instituciones que habían acogido la educación en línea como parte de su estrategia simplemente continuaron dichos esfuerzos. Las que, durante la última década, se habían resistido al cambio y no habían adoptado la tecnología como apoyo a la instrucción se vieron obligadas a implementar la «enseñanza remota de emergencia» (emergency remole teaching), para salvaguardar el bien estar de los estudiantes, los profesores y todo el personal.
Aquí es preciso diferenciar entre la «enseñanza remota de emergencia», que quizás se describe mejor como la conversión o el desplazamiento de los cursos en clase a un entorno virtual, y el aprendizaje en línea, que se define como una experiencia de aprendizaje que está diseñada para el entorno en línea y aprovecha las propiedades únicas de este para proporcionar a los estudiantes una experiencia de aprendizaje efectiva.
De forma acelerada y en el lapso de unos pocos días, la facultad, el personal y los estudiantes promulgaron conversiones drásticas para continuar la misión central de enseñar y aprender durante la pandemia.
¿Qué enseñanzas deja para las instituciones, los docentes y los estudiantes esta formación virtual?
En primer lugar, llaman la atención las instituciones que por cerca de una década estaban considerando las tecnologías disruptivas y no las habían adoptado por temor a que tales inversiones pudieran tomar el lugar de la educación presencial experiencia!. Estas instituciones se debieron mover de forma abrupta a una enseñanza poco planificada y, en muchos casos, en ausencia de las mejores prácticas del diseño instruccional.
Como resultado, varias investigaciones manifiestan el desinterés y la falta de motivación por parte de muchos estudiantes al participar de una educación centrada más en la enseñanza que en el aprendizaje.
Este proceso puso de manifiesto el estado de la brecha digital cuando dichas instituciones cambiaron al aprendizaje remoto en la primavera del año 2020. Rápidamente, se descubre que un gran número de estudiantes no tenía computa doras portátiles, acceso confiable a internet o las herramientas técnicas que necesitaban para continuar sus estudios. Esto causó que muchos no pudieran continuar sus estudios.
«A medida que vayamos regresando al aula y las instituciones académicas se centren en la reapertura, se determinará cómo se verá la educación en el futuro y cómo encajarán los nuevos métodos y tecnologías de enseñanza en línea».
Por otro lado, durante este periodo, las instituciones académicas se han dado cuenta de que hay funciones operacionales que se pueden llevar a cabo de forma remota, teniendo un impacto mínimo en la operación y generando economías de gastos operacionales. Ello ha forzado a reevaluar el modelo operacional.
Después del regreso a la «normalidad», ¿Qué se podría desarrollar de manera virtual y que de forma presencial?
El lado positivo de la pandemia es que la innovación ha pasado, repentinamente, de ser una actividad marginalizada al centro de muchos sistemas educativos. Esto no solo cambió el en torno del aula, sino también la forma en la que los estudiantes y educadores se involucran en la experiencia de aprendizaje.
A medida que vayamos regresando al aula y las instituciones académicas se centren en la reapertura, se determinará cómo se verá la educación en el futuro y cómo encajarán los nuevos métodos y tecnologías de enseñanza en línea.
La tendencia que se está viendo es moverse a un modelo de enseñanza híbrido, en donde se combina el aprendizaje de forma remota con el aprendizaje presencial. ¿Qué componentes de un curso se pueden desarrollar de forma virtual y cuáles de forma remota? La respuesta depende de la materia.
Una versión de esta modalidad que ha sido estudiada en los últimos años es el salón invertido (flipped classroom). Este es un modelo de aprendizaje combinado en el que las ideas tradicionales sobre las actividades y la tarea del aula se invierten. En este modelo, los instructores hacen que los estudiantes interactúen primero con el nuevo material para la tarea de forma remota, usualmente mediante videos. Luego, usan el tiempo de clase para discutir la nueva información y poner esas ideas en práctica.
«Múltiples investigaciones académicas han encontrado que la educación virtual o en línea tiene, por lo menos, lo mismo validez y exigencia académica que la presencial».
¿Qué hacer para disminuir la brecha digital?
Como mencionamos, el movernos de forma apresurada a una educación remota de emergencia no tomó en consideración las necesidades de los estudiantes y maestros que no contaban con una infraestructura de comunicaciones apropiada para apoyar dicho esfuerzo. Esto puso de manifiesto los niveles de brecha digital presentes en los diferentes entornos geográficos, lo que afectó, en mayor proporción, a los estudiantes de bajos recursos y las zonas rurales.
Podemos ver que hay una tendencia a que el aprendizaje híbrido, una combinación de enseñanza presencial y enseñanza remota, sea la modalidad de enseñanza que predomine en los próximos años.
Lo anterior requiere que los gobiernos provean acceso a la infraestructura de comunicaciones (internet) necesaria para que todos los estudiantes puedan acceder en igualdad de condiciones. Sin una intervención significativa, recurrir a la tecnología en la pandemia perpetuará y exacerbará las disparidades en el acceso y la calidad de la educación.
Antes de la pandemia, se pensaba que la educación virtual no tenía la misma validez y exigencia académica que la presencial. ¿Eso quedó en el pasado?
Múltiples investigaciones académicas han encontrado que la educación virtual o en línea tiene, por lo menos, la misma validez y exigencia académica que la presencial. En el caso de la educación virtual, esta requiere un grado superior de autonomía por parte del estudiante. Pero valga aclarar una vez más: la enseñanza remota de emergencia no debe confundirse con la educación en línea.
¿Es posible combinar las dos modalidades o es necesario elegir?
Luego de pasar por la experiencia de los pasados meses, la mayoría de los docentes se ha familia rizado y han aceptado el reto de implementar innovaciones tecnológicas en el aula. Esto es un gran paso, ya que la resistencia al cambio es una de las fuerzas detractoras de la educación en línea. Es el mejor momento para que continúen con ese esfuerzo y lo combinen con la modalidad presencial.
¿Qué se viene para el 2022?
La tendencia indica que la modalidad híbrida es la que va a predominar. Esta la provee a la institución, al igual que la educación virtual una forma de resiliencia.