La educación preescolar el desarrollo cerebral

La educación preescolar, el desarrollo cerebral del niño: Semillero para las Habilidades Blandas

Por. Ed. D. Pastor A. Pérez Olivares

La evolución del ser humano ha obedecido a una compleja confluencia de múltiples factores, unos asociados al genoma humano y otros a lo epigenético.

Precisamente en el contenido del ADN, expresado en códigos genéticos, se prescribe la conducta del hombre, a través de ella afloran emociones y sentimientos que se traducen en las actitudes que cada persona muestra ante un estímulo dado, bien sea interno o externo. Estas manifestaciones conductuales van a desarrollarse, en buena medida, gracias a la fusión de los códigos genéticos y la escuela como organismo expresión del ambiente.

La ciencia nos señala que los códigos genéticos representan la carta de navegación prescrita para los rasgos del carácter y personalidad del humano, que tienen su origen desde la concepción. La consistencia que adquieren los códigos genéticos se fortalecerá gracias al aprendizaje constante en la escuela. Ambos factores servirán de soporte al incremento y solidez del proceso sináptico y la plasticidad cerebral. Mecanismos que, de acuerdo con los estudiosos del tema, se aceleran en la etapa de primera infancia, donde la nutrición, el tratamiento a la salud y el afecto que recibe el niño, juegan un papel importante.

El objetivo general de este artículo se resume en una concepción teórica de transformación para la Educación Preescolar, centrada en el desarrollo cerebral del niño. Una simbiosis que se asienta en la evolución de la inteligencia humana, ocurrida durante millones de años, cuyos resultados se evidencian en los progresos científico tecnológicos alcanzados para lograr el bienestar y progreso social de la humanidad.

Para adentrarnos un poco en las aguas de nuestras reflexiones, centraremos la argumentación en la escuela, como elemento coadyuvante del proceso sináptico en el humano, el cual adquiere vida en cada acción del proceso de enseñanza aprendizaje, cuyo valor se asocia a la calidad del desempeño docente.

En el proceso de aprendizaje, columna vertebral para nuestra subsistencia humana, los protagonistas principales en los que se apoya son: el estudiante y el docente, piezas que, en el rompecabezas de la enseñanza, de acuerdo a mi criterio, representan los eslabones de más quilates en la cadena de engranajes que dinamizan un sistema educativo, cuyos resultados, al final de la jornada, afectan la estructura socioeconómica y cultural de un país.

La escuela y el niño, son componentes que en cualquier sistema educativo articulan sus ejecutorias para contribuir en el desarrollo de paradigmas vitales para el humano. Modelos que se derivan de las concepciones mentales que se toman como patrones para orientar la actividad humana, los mismos se sustentan en la visión de largo plazo que experimenta la sociedad en su conjunto.

Los resultados de esta extraordinaria transformación se evidencian en los progresos que ha vivido la humanidad, los mismos obedecen a una respuesta a sus necesidades, así lo reflejan estudios que muestran el avance científico y tecnológico alcanzado hasta hoy.

Hemos transitado con éxito, ese sinuoso camino desde el origen del hombre hasta lo que somos hoy en día como sociedad validos de múltiples alternativas, debidamente sistematizadas para responder a los desafíos que emergen del progreso continuo del hombre, con apoyo del aprendizaje formal en la escuela, creada como mecanismo de transferencia de conocimientos, habilidades y destrezas, generación tras generación.

Este proceso que tiene su fundación en el aprendizaje, ha sido y será el factor de mayor trascendencia que ha encontrado el hombre para evolucionar como especie. Es a través de este medio cognitivo que se gestan, transmiten, afianzan y mejoran conocimientos, habilidades y destrezas, concebidos como habilidades técnicas o duras, destinadas a producir bienes o servicios de una calidad determinada, requeridos por la sociedad para su subsistencia.

Para visualizar lo que acontece con el comportamiento de algunos de estos factores intervinientes en el aprendizaje, asumimos algunos argumentos que se asocian con la educación preescolar, los cuales se relacionan con el desarrollo integral del niño, especialmente en su evolución cerebral como principios básicos de la obra del hombre en su afán por alcanzar una mejor calidad de vida.

Ciertamente, cuando vivimos inmersos en el proceso de enseñanza aprendizaje, en nuestra condición de docente, lo deseable es articular las actividades escolares con el desarrollo integral del educando en su realidad, es decir nuestra participación debe activarse en una relación nutritiva de carácter holístico entre el alumno y el ambiente, hacerlo de esta manera abre la posibilidad de asegurar un aprendizaje sólido y de la calidad deseada en nuestra vida, toda vez que lo que las experiencias que gana el niño durante la actividad escolar, por estar conectadas a su mundo real, le van a dar sentido de pertenencia a su existencia.

Cuando esta relación se constituye en la plataforma fundacional que servirá de asiento a la generación y transmisión de conocimientos, habilidades y destrezas que muestra el ser humano como colofón de su aprendizaje, se pone de manifiesto a futuro, su desempeño laboral durante su etapa productiva, en una combinación de habilidades técnicas con especial atención en las denominadas habilidades blandas, que vienen a ser una colección de cualidades de personalidad útiles, que definen las conexiones de la persona con su entorno social.

Las conductas sociales, las habilidades lingüísticas, las habilidades de comunicación, las habilidades de liderazgo, la gestión del tiempo, la colaboración, la empatía cognitiva o emocional y los hábitos personales son ejemplos de habilidades blandas. Según un estudio de la literatura relativa a este tema, las habilidades blandas se definen en forma general en tres categorías funcionales principales: habilidades sociales, habilidades personales y características profesionales personales. (1) Kenton Will (2022), Skillz4life. (2)

Este flujo de experiencias continuas, muy dinámico, por cierto, que se vive a través del proceso de enseñanza aprendizaje en la primera infancia, cada componente del sistema educativo que interviene en él, al menos es lo que se pretende, genera y recibe el resultado de cambios sustanciales que experimenta la persona desde su etapa embrionaria y que progresivamente van moldeando su carácter y personalidad, rasgos que posteriormente se reflejarán en su comportamiento.

El impacto que ocurre se apoya en la dinámica y consistencia psicopedagógica que se instrumente y aplique en la educación formal, en cuyo caso, los aprendizajes van a recibir una influencia muy marcada en la conducta humana dentro del proceso de acción escolar.

Paralelo a ese dinamismo, emergen necesidades en forma progresiva tanto en el niño, como en el maestro y la escuela, las cuales ameritan ser estudiadas en profundidad con criterio científico, de manera que los resultados derivados de dichos estudios, permitan desarrollar nuevas herramientas psicopedagógicas contextualizadas, que respondan a los requerimientos de cada componente del sistema educativo, en particular al desarrollo integral del niño.

Dichas herramientas, para que sean efectivas, deben estar alineadas con una visión que trascienda el enfoque tradicional que se le ha dado a la educación desde su descubrimiento, es decir, aplicarlas con base al desarrollo cerebral del niño, de forma que se cubran las necesidades a plenitud y con apego a las variaciones biopsicosociales y culturales que experimenta la persona, desde lo fisiológico hasta la autorrealización y más allá, como lo plantea Abrahan Maslow (3) 1991 págs 21-48, en su jerarquía. Apoyarse en esta concepción, garantiza en buena medida un bienestar mejor y una evolución humana capaz de perpetuar y transformar la especie.

El periodo de aprendizaje, que se supone debe afianzarse más en la primera infancia, a tenor de lo que constituye este análisis, se considera de suma importancia para el desarrollo integral en el resto de su vida. Es en esta etapa en la que, de acuerdo a nuestro criterio, donde va a desarrollarse la semilla de las denominadas Habilidades Blandas, se trata de la construcción progresiva del carácter y la personalidad individual.

Un argumento derivado de los estudios realizados en cuanto a la relación actividad cerebral y conducta humana, consiste en que este proceso se sustenta en las emociones que vive la persona, fundamentalmente el niño en la escuela, quien con el apoyo de métodos y técnicas psicopedagógicas que instrumenta el maestro, contribuirán con la estructuración de la plataforma cognitiva, proceso vital para la expresión conductual. En este sentido, los neurocientíficos en los últimos años han desarrollado una tendencia denominada Neuroeducación (4) cuyo centro de acción es, como lo señala Hart L., en su libro Human Brain and Human Learning, que para que la educación sea realmente “compatible con el cerebro” debe ocurrir un cambio en el paradigma de enseñanza-aprendizaje (5). Neuroeducación, Wikipedia (6), Marisa Ramón define Neuroeducación como: Un desafío para los docentes (2015), disciplina que en su esencia procura establecer un vínculo entre las ciencias que estudian el sistema nervioso y la pedagogía, como mecanismo que promueve la conexión de la acción educativa formal con el desarrollo del cerebro, en un esfuezo conjunto para elevar la calidad del aprendizaje.

En palabras de Francisco Mora Teruel (a), eminente médico neurocientífico, pg. 33, Neuroeducación: Sólo se puede aprender aquello que se ama, el objetivo primario de la Neuroeducación es tratar de construir una educación fundamentada no sólo en la observación e interpretación humanísticas, sino también y sobre todo, en datos objetivos, en evidencias contrastadas relativas al desarrollo del cerebro y la conducta humana (7), lo que en definitiva implica la utilización del método científico en la labor pedagógica. Mora Teruel F. (b); (8) Neurociencia y Educación: ¿Una nueva visión de los procesos educativos? David Bueno i Torrens, (9) David Bueno i Torrens Neurociencia para Educadores (2021); planteado de manera similar por Rafael Yuste, al indicar que la neurociencia nos muestra nuevos caminos en la educación (10) Proyecto Brain.

En este orden de ideas, se tiene la certeza de que, mediante una educación formal eficiente a nivel preescolar, estructurada con apego al desarrollo del cerebro, se materializan experiencias traídas de la mano del maestro y apoyadas por los compañeros de clase, en una relación fructífera interpersonal en la que descansa, en buena parte y cobra mayor fuerza, la socialización. Proceso en el que se puede lograr uno de los propósitos más trascendentes del desarrollo personal, como es continuar la consolidación de la arquitectura cerebral y acrecentar la consistencia de las funciones ejecutivas que por naturaleza biopsicológica le corresponden al cerebro, lo cual, en todo caso, puede culminar con un aprendizaje de alto valor cualitativo, como parte del desarrollo cognitivo individual.

Con el consentimiento del distinguido lector, permítame señalar dos precisiones que a mi entender empujan en la dirección deseada para que se produzca un progreso normal de desarrollo, tanto en estructura como en funcionamiento del cerebro: la primera es que las condiciones socioeconómicas y culturales del contexto educativo en el que se desenvuelve el niño, van a ser determinantes en su evolución biopsicosocial, debido la influencia que ejercen estos factores en la evolución de su organismo.

Esta circunstancia se puede considerar por igual en cualquier nivel educativo, con la salvedad de que, no luce equitativo instrumentar métodos o técnicas de enseñanza psicopedagógicas actualizadas, en un país desarrollado, que utilizarlas en uno de las llamadas naciones emergentes, donde el hambre y la malnutrición, entre otros factores, diezman en buena medida, la calidad de vida de la gente, lo que indudablemente, incide en el desarrollo cerebral y por ende, en el aprendizaje del educando, si se considera que una salud adecuada, fundamentalmente en cuanto a calidad de la alimentación y la salud en general, serán garantía de buen desarrollo integral del individuo.

En segundo lugar, el nivel de desarrollo biopsicosocial del niño que recién se incorpora a la escuela, facilitará o no su aprendizaje. En esta fase, el hogar se constituye en un componente de gran valor en su primera infancia, toda vez que la cantidad y calidad de las experiencias que vive con su familia, van a impactar en el desarrollo físico, psicológico y social del niño, lo que resulta en refuerzo para la construcción de valores. Tales experiencias pueden acelerar o no, la dinámica de las sinapsis, en la vía para continuar la transformacion cerebral después del nacimiento.

Las investigaciones en neurociencia nos muestran nuevos caminos, que deberían ser bien aprovechados por la educación. Por esta razón en estas reflexiones, la transformación de la educación preescolar, se concibe como eje fundamental para el desarrollo del niño en su conjunto, con especial atención en lo que corresponde a la plasticidad cerebral y las funciones del cerebro como precursoras de la conducta de cada individuo, cimiento de las habilidades blandas.

En ese sentido, algunos neurocientíficos opinan que ahondar en estudios sobre el desarrollo cerebral, que se acentúa después del nacimiento, además de ofrecer una oportunidad para diseñar un nuevo paradigma educativo, diferente al tradicional, lo cual permite descubrir muchas interrogantes, entre las que se cuenta por ejemplo, ¿Cómo es que este maravilloso órgano, de estructura tan peculiar del cuerpo humano, puede realizar con éxito tan compleja labor? y convertirse en un eficiente puente entre la realidad que circunda al ser humano y su expresión conductual, sobre todo en su primera infancia, crisol importante en la generación de cambios trascendentales cuyo fin último es satisfacer en gran medida, los procesos cognitivos vitales para atender sus necesidades de subsistencia.

Existe la convicción de que la información que se obtiene de las investigaciones que se realizan, en torno a este órgano tan importante del cuerpo humano, puede servir de sustrato para el diseño de nuevas estrategias psicopedagógicas destinadas a mejorar la calidad del proceso de enseñanza aprendizaje y por ende, de la calidad de vida.

Buena cantidad de diversos trabajos científicos se han centrado en el estudio del componente más valioso de todo sistema educativo de cualquier país, el ser humano, otros, investigan la calidad y el comportamiento de las estructuras físicas escolares, creadas con el objeto de apoyar la labor docente, según el paradigma socioeconómico y cultural establecido por cada país.

En tal sentido nos dejan saber que con la utilización de la información generada por el avance científico y tecnológico

aplicados primordialmente al desarrollo del niño y los ambientes de enseñanza aprendizaje, se observa la influencia que ejercen ambos factores en el componente socioeconómico de muchos países, en los cuales se han producido impactos de marcada trascendencia para la sociedad. Aunque tal efecto no se haya medido en su totalidad, se tienen evidencias de su repercusión.

Se puede precisar que en naciones y organizaciones en las que se aplican muchos de estos enfoques, casos Finlandia, Singapur, Hong Kong, Japón, Corea del Sur, Alemania, Reino Unido, entre otros, el efecto que se ha visto, no hay ninguna duda, demuestran los logros alcanzados, gracias a la aplicación de cambios innovadores, amparados en procesos que procuran mayor eficiencia y mejor rendimiento en el desempeño de la labor que le corresponde cumplir a cada persona en su trabajo, en definitiva, se favorece el comportamiento de variables que mueven las diversas economías, atribuibles precisamente a avances en los que la generación y transmisión de conocimientos, habilidades y destrezas, tanto técnicas como blandas, toman su lugar.

Así tenemos que científicos vinculados a disciplinas como la Física, la Biología, la Psicología, la Neurología, la Antropología, la Sociología, las Ciencias del Comportamiento, entre otras, han sumado invaluables esfuerzos, tangibles y no tangibles, para entender la evolución del desarrollo humano, fundamentalmente el comportamiento actitudinal, desarrollado para responder a cuestiones que nacen, tanto de las relaciones interpersonales como de las asociadas con el ambiente. En esta relación, la configuración del aprendizaje en la persona, comienza desde la concepción del niño, prolongándose en la etapa infantil hasta la madurez. Para que ello ocurra, es necesaria la conjugación progresiva de tres importantes factores, los cuales se consideran esenciales para alcanzar un aprendizaje de alta calidad. Ellos son: la acción del maestro en la escuela; un intrincado proceso de crecimiento y desarrollo cerebral del aprendiz y los cambios sociales y culturales que se producen en una sociedad determinada.

En cuanto al ser humano se refiere, la arquitectura cerebral, así como el funcionamiento de este órgano, se constituyen en la base del aprendizaje del niño durante todo el proceso que se vive en la escuela. Para hacer realidad esta prerrogativa humana, el cerebro se vale de un mecanismo muy singular, la plasticidad cerebral, que juega un papel sumamente importante en la expresión conductual humana y forma parte de la ecuación que promueve el maravilloso proceso de transformación neurológica del ser humano, apuntalado por el apoyo que recibe de la interacción humana a través de la educación formal, concebida como la savia que alimenta su subsistencia.

Para englobar los hallazgos de los estudios sobre el sistema nervioso y su relación con la pedagogía, se ha desarrollado, en años recientes, una tendencia que cobra fuerza con el transcurrir del tiempo, se trata de la Neuroeducación. Disciplina que se posiciona con gran vigor cada día entre maestros, docentes, neurocientíficos, psicólogos, padres y representantes.

Los estudiosos de la disciplina la consideran de suma importancia para incrementar la calidad de la formación académica del educando, en este caso, en edad preescolar, a través de la instrumentación de herramientas psicopedagógicas basadas en el desarrollo cerebral.

La tendencia en cuestión se concibe como un mecanismo interactivo que favorece el proceso de crecimiento cognitivo y hace posible viabilizar la relación entre los métodos de enseñanza, el contenido programático, con el desarrollo y funcionamiento cerebral. Tiene como fin último, lograr un aprendizaje efectivo para consolidar la subsistencia humana.

Uno de los criterios que se maneja en cuanto a la Neuroeducación es que, en los próximos años se constituirá en la piedra angular de mayor fuerza que sostendrá la docencia y en general el proceso de aprendizaje de la gente, especialmente en niños a nivel preescolar. Esta concepción tiene su base en el papel que juegan nuestros órganos sensoriales, constituidos en la puerta de entrada de los procesos cognitivos que rigen la actividad interactiva humana, en lenguaje sencillo, esto es la percepción. Proceso que se puede definir como la capacidad para captar, procesar y darle forma activa a la información proveniente del mundo que nos rodea. Es decir, es un mecanismo de carácter cognitivo que nos permite interpretar nuestro entorno a través de estímulos que captamos mediante la intermediación de nuestros sentidos.

Según las neurociencias, para que el cerebro pueda gestar la percepción de un estímulo, necesita, como paso previo, almacenar en la memoria la información sensorial, que indiscutiblemente tiene lugar gracias a uno de los artilugios más importantes de la actividad cerebral, me refiero a las emociones.

Son una creación biológica presente en la evolución humana, que se manifiestan con una fuerza de grandes proporciones. Sus raíces originales han subsistido por más de 450 millones de años. Las emociones se constituyen en las precursoras de la evolución cognitiva en el humano.

Como función cerebral, la emoción es ese mecanismo imbuido de energía que se activa como un dinamo capaz de propiciar y mantener viva la actividad humana cuyo impacto en ocasiones, logra transformar el mundo.

Las emociones constituyen la base de la toma de decisiones, sin ellas, coordinar y organizar en secuencia procesos mentales que promuevan un aprendizaje y una memoria sólida, sería prácticamente imposible. Para el caso de los párvulos, entender y seguir instrucciones, como parte del mecanismo sináptico propio del aprendizaje, puede ser proclive a sufrir trastornos que podrían impedir el logro de objetivos académicos. Por otra parte, la carencia de emociones, consideradas precursoras de la conducta del hombre, inhibe o limita la generación de sentimientos, procesos mentales únicos en el ser humano.

Las emociones promueven y avivan la curiosidad, estimulan y mantienen la atención, lo que propende a activar el

deseo por lo desconocido, son medios sumamente importantes en la construcción de la cognición en el niño, proceso que ha contribuido de manera significativa con la evolución del ser humano y ha servido de prototipo para lograr inventos, descubrimientos e innovaciones, como nuevas formas de abordar los retos a los que se enfrenta la persona durante su vida.

Las emociones son el sustrato tanto del razonamiento cognitivo como de las relaciones sociales, en las cuales descansan de la misma forma, las ideas, consideradas por algunos neurocientíficos, como los átomos del pensamiento, que nacen y se multiplican en los sistemas neuronales de las áreas de asociación de la corteza cerebral.

En el planteamiento teórico de este artículo, preferentemente se sintetiza un tema que, aunque es novedoso, se ha concebido clave para el aprendizaje y ha impactado de forma muy puntual en la vida escolar, el mismo propone como uno de sus propósitos, lograr que la información que resulte de las investigaciones que se realicen en torno al sistema nervioso, articulen la arquitectura, el desarrollo y funcionamiento cerebral, con la enseñanza y el aprendizaje, para ello debe operar una transformación, aplicación y valoración de herramientas psicopedagógicas que contribuyan al desarrollo cognitivo y conductual del individuo, concretado en el curriculum escolar. La idea central que se maneja es, utilizar la información tanto interna como externa del ser humano, para diseñar y aplicar estrategias de enseñanza que sustenten la calidad del desempeño docente, con el fin de mejorar y transformar su labor académica, principalmente a nivel preescolar.

A manera de conclusión la conjunción de argumentos, conceptos y principios desglosados en el artículo, conducen a la idea de incorporar al curriculum de educación preescolar, el avance científico tecnológico logrado en el estudio del órgano más importante del cuerpo humano, el cerebro. Para ello debe apoyarse en las nuevas tendencias de las Neurociencias, Neurología, Neuropsicología y Neuroeducación, entre otras disciplinas, las cuales se enfocan en una concepción diferente de lo que son los métodos y técnicas tradicionales de enseñanza, utilizadas por las disciplinas humanísticas tradicionales durante miles de años.

 

Referencias:

https://www.youtube.com/watch?v=MMNQMwVb4SE&t=2398s

 

Ed D. Pastor A. Pérez Olivares. Profesor jubilado Universidad Pedagógica Libertador Venezuela

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